Babette Babich (NYC)
«Amor y besos para todo el mundo»: Sobre el Empédocles de Nietzsche
He sostenido que Nietzsche invoca a Empédocles no en forma directa sino que en sincrética fusión con otros nombres como Heráclito, ya que los identifica a ambos como «filósofos trágicos», pero también, y esto es sabido pues otros comentaristas ya han hecho esta comparación, con Zaratustra. Nietzsche no sólo plantea la cuestión del conocimiento trágico en términos de una estética de la tragedia, sino que también explora una ética trágica explícita (incluirá a Anaximandro en esta línea). Siguiendo a Empédocles y tal como lo había hecho Hölderlin, Nietzsche imagina una política trágica. La respuesta de Empédocles a la pregunta del valor de la existencia es el amor, y es también la cuestión del tiempo y de la muerte, como conmemora Hölderlin en sus diversos esbozos de La muerte de Empédocles. El propio método de Nietzsche de presentar la misma pregunta varía, y yo aquí deseo considerar la respuesta de Empédocles a esa pregunta, como refleja Nietzsche en Schopenhauer como educador, la tercera parte de sus Consideraciones intempestivas: «¿Afirma usted esta existencia desde el fondo de su corazón? ¿Está usted dispuesto a ser su defensor, su salvador? Pues todo lo que se necesita es un solo verdadero “Sí” de su boca, y la vida, ahora frente a estas graves acusaciones, será puesta en libertad» (SE 3).
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